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EL LABERINTO
Sony Grau i Carbonell


Extractos

AMOR MEDIEVAL…

Pere y su acompañante, un joven noble de la familia Maça, afín a los Centelles, salieron al atrio de la catedral para tomar aire en aquella mañana soleada de invierno, no porque dentro se estuviese mal, sino por aburrimiento en la previa de la ceremonia. Atravesando la plaza de la Llenya, llegaba un grupo de damas, de noble apariencia, custodiadas por caballeros arrogantes que abrían paso a la comitiva. Los dos jóvenes se apartaron un tanto admirando al grupo, sobre todo a las hermosas mujeres, unas de belleza madura y otras jovencísimas doncellas. Destacando entre aquel ramillete de perfumadas y elegantes hembras, emergía una que dejaba a cuantos la contemplaban con la impresión en el rostro de quien ha visto una aparición maravillosa. Discretamente tocada con sedoso tafetán azul (posiblemente elaborado en las sederías de la tierra), su color se confundía con unos ojos del mismo cielo, que solamente levantaban los párpados para seguir al grupo, pues, por el rubor que maquillaba sus mejillas, no parecía gustarle ser la diana de tantas y exaltadas miradas. Al mover delicadamente su cabeza para mirar a su amiga, prima, o quizá sirvienta, dado su sencillo vestir, se escaparon de entre los pliegues de la toca, como briznas onduladas de trigo dorado, unos mechones de pelo que dejaban ver la naturaleza rosada de aquella adolescente.

Los guerreros quedaron impresionados y Pere, discretamente, retiró la mirada no fuese que los caballeros acompañantes se molestaran por su atrevimiento. Cuando se giró para indicarle a su amigo que debían volver al interior del templo, se quedó sorprendido de la absorta expresión de su compañero de armas.

Anfós... eh, Anfós; ¡despertad! —pero el joven amigo no parecía reaccionar—. ¡Anfós, hombre! ¿Qué os ocurre?

¿Vos habéis visto a esa beldad?

¿Cuál de todas? Porque, está claro que había varias...

Yo no he visto ninguna excepto a la joven de azul —dijo con mirada y expresión ausente—. Era como un ángel, como una Virgen-niña, como...

Sí, como todas las que hemos conocido en Sicilia, antes de hacerse gordas.

El joven Anfós le miró ofendido...

No me comparéis esa celestial aparición con aquel tipo de mujeres. Nunca había visto tanta gracia, sencillez, elegancia y dulzura en una mujer terrenal. ¡Solamente en las diosas del arte he visto esa amalgama de prendas!

Pues ya podéis olvidaros de ella, joven apasionado, porque el grupo que acaba de pasar son miembros de la familia Vilaragut...


Al pasear su mirada por los tenderetes que ofrecían diferentes artículos atractivos, descubrió a la joven sarracena que unas semanas atrás acompañaba a la beldad que conquistó a Anfós. Estaba ante un puesto de perfumes orientales, en el que manipulaba esencias en ampollitas de vidrios multicolores, como un misterioso alquimista, un moro viejo, de chilaba y turbante limpio, barba cuidada y ojos penetrantes. Se acercó a ella sin ser notado, y acercando atrevidamente su boca a la oreja de la mujer, le dijo en tono penetrante:

No necesita la rosa más perfume que el propio...

Los ojos que se volvieron a mirarle, lanzaron tal fulgor apasionado, tan natural y sin reservas, que la misma dueña se reprimió rápidamente, temerosa de sí misma por verse descubierta por lo grato del requiebro. Aunque sierva, había aprendido de su raza y de las costumbres cristianas, que una doncella nunca debía dejarse conquistar fácilmente, ni mostrar interés ante los halagos de ningún hombre.


LA LITERATURA MEDIEVAL

Me gustaría leer alguno de vuestros poemas Anfós, pues yo también gusto de este arte divino. He leído a muchos poetas clásicos, e incluso a los musulmanes... Calló de súbito y, azoradamente, miró a su entorno como si temiese que alguien le hubiese escuchado. Después, girando en redondo, se excusó ante los visitantes alegando una urgencia olvidada, pero insistiendo en que Anfós le hiciese llegar sus versos. Todos comprendieron la situación, pero ninguno se dio por enterado. Para ellos, soldados hechos a la vida ecléctica en donde se conocían gentes de diferentes razas, linajes, religión y moral, no había ningún problema en que un religioso, erudito en libros, quisiera y pudiera leer otros de diferente religión.

ARTES, ARQUITECTURA Y AMBIENTE MEDIEVAL.

El capitán Roger era el observador. Permanecía apoyado en un muro de sillares apilados para ser usados en la obra adosada a la catedral. Diferentes pedrapiquers estaban levantando lo que, por las trazas y adelantado trabajo, debía de ser una torre campanario gótico pegada al templo. El edificio fue construido en su día —después de la Conquista del rey don Jaime I— sobre la derruida mezquita mayor. Ésta, a su vez, se superpuso a la catedral visigoda del Salvador, levantada en su día sobre el templo romano dedicado a la diosa Diana, derruido también. Roger disfrutaba de aquello como ser vitalista que era y contemplaba, divertido, todo aquel trajín de la ciudad que le recordaba a las urbes italianas.


INTRIGAS Y MERCENARIOS.

Junto al Portal de la Valldigna se encontraba una taberna muy frecuentada por soldados y hombres de diferente catadura. Su frontera con el barrio musulmán le confería una variopinta clientela, exenta de prejuicios, exenta de temores y también exenta de limpieza. Pero a ellos no les importaba. Al contrario, lo preferían, pues cuanto más inadvertidos pasasen, mejor sería para sus planes. Los tres soldados bebieron y comieron copiosamente, más de lo primero que de lo segundo, mientras deliberaban la propuesta que el capitán les había comunicado como mensajero de un anónimo personaje que el gascón no estaba autorizado a revelar. El tema era de tan gran calado político que asustó a los esforzados guerreros. Todos sabían los grandes enfrentamientos que se sucedían en torno al gran Cisma papal; pero aquello que pretendían de ellos...

Lo que nos exponéis es altamente tentador, muchos florines son ésos; pero también son muchos los peligros a que nos aventuramos —dijo Pere taciturno—.


LA LUCHA POR EL MEDITERRÁNEO.

En Sicilia se preparaban para otra nueva batalla con la que ampliar las fronteras de los reinos de la Corona aragonesa, y poner linde a las continuas reivindicaciones sobre derechos más o menos justos por los que los personajes de allí tenían lizas constantes. Con el rey Martín el Joven apoyado por los catalanes, y el temible y adiestrado cuerpo militar de los herederos de tácticas almogávares, con la visión de conquista mediterránea, estaban consiguiendo grandes triunfos por medio de la estratégica inteligencia. Con los viejos gritos ¡Desperta ferro!, instituidos en su día por Roger de Flor, y las hábiles gestiones diplomáticas ante los intereses de los oriundos, que pedían ayuda a los poderosos para sus legitimaciones o ambiciones internas —instigadas por la corona francesa—, todo estaba dispuesto para la victoria…


Cerdeña era, por fin, plaza de la Corona de Aragón después de terribles batallas contra los bandos rivales que encendían una guerra civil. Para ello, se llamó a Cortes en Barcelona y se logró que prepararan flota bajo las órdenes de Pere de Torrelles. Y así lo hicieron, acordando enviar a su costa seis naves y un tercio de soldados bajo la autoridad de Joan Desvalls.

La batalla se desarrolló en la ciudad de San Lurí, el 30 de junio del año del Señor de 1409.


HUMOR E IRONÍA

No sabemos nada hasta que lleguemos allí y nos den las instrucciones exactas —aclaró Pere con aire de importancia—.

¡¡Estáis locos...!!

Qué más da una u otra locura, querido Anfós —atajó con mayor seriedad Roger—. En todo caso ésta es locura muy bien remunerada. De ella obtendremos una gran suma que nos permitirá, al menos a mí, retirarme a una isla tranquila, a Mallorca si acaso, y dejar correr los pocos años que me queden junto a una mujer cariñosa y diligente.

Os matarán.

Pues moriremos... —contestaron los dos—.

Si vivís os perseguirá el deshonor.

Los dos camaradas de aventura miraron con irónica conmiseración a su amigo Anfós y exclamaron a dúo:

¿¡¡¡Deshonoooor!!!?

Pero, Anfós, parece que no estás en este siglo.

¿Dónde está ese honor perdido? ¿En la corte? —esta vez fue Pere quien habló con sonrisa amarga—.

¿En los clérigos? —le coreó Roger—.

¿En el ejército? —siguió Pere—.

¿En los nobles? —volvió a contestar Roger—.

¿En los ricos prohombres? —volvió a inquirir Pere—.

El joven idealista movía la cabeza ante la burlesca comedia de sus dos amigos. No había manera de inculcarles un ideal por pequeño que fuese. Pero los apreciaba, les tenía ley. Y por su honor, sí por su honor, que les defendería ante cualquier circunstancia, aunque él no estuviese de acuerdo con ello.

Sólo esperamos que guardes silencio absoluto. Sabemos que tu familia es seguidora de su causa y pudiera esto influir en tu ánimo e inculcarte cargo de conciencia.

Capitán, tú y Pere sois mis camaradas incondicionales. Él por amistad y edad aproximada, en el que he tenido un hermano. A ti por gratitud eterna pues no olvido que me salvaste la vida en aquella reyerta en Murviedro. Mi boca está sellada, pase lo que pase…


ÓRDENES DE CABALLERÍA, RITOS SECRETOS, MONTESA.

Apareció el superior de la Orden, frey Berenguer March, anunciado con frases marciales de atención, y todos los asistentes se pusieron en pie. Les habló muy brevemente, con firmeza y autoridad, apelando a su hombría, honor, gallarda actitud, sinceridad, fe, patriotismo y fidelidad: “Vais a tener pruebas muy duras en las que demostrar la auténtica y natural valía para alcanzar tan alto honor; quienes no las superen serán retornados a su lugar de origen sin ningún baldón, pues el Señor Dios no a todos elije para los mismos fines. Habéis sido traídos en secreto y en secreto quedará el rechazado aspirante…


Todo se vivía intensamente pues todo era nuevo, atrayente, retador para aquellas almas jóvenes hambrientas de aventuras. Las lecciones se basaban en el libro de Ramón Llull, Orden de caballería, en cuyas enseñanzas se compendiaban todos los mandamientos de un caballero desde una visión profunda, ética, honrosa, viril y piadosa…


Aspirante Romeu, responded: ¿Qué otras aptitudes debe poseer un caballero?

El aludido contesta con precipitación nerviosa:

Nos dice que: “Así como todos estos usos antes citados son propios de caballero en cuanto al cuerpo, así justicia, sabiduría, caridad, lealtad, verdad, humildad, fortaleza, esperanza, experiencia y demás virtudes semejantes son propias del caballero en cuanto al alma...”


Él, lleno de ardor y convencimiento, declamó más que habló:

—“Oficio de caballero es mantener viudas, huérfanos, hombres desvalidos; pues así como es costumbre y razón que los mayores ayuden y defiendan a los menores, así es costumbre que el caballero acuda en socorro en los inferiores en honra y fuerza...”


De pronto, surgiendo de varios flancos del patio de armas en donde estaba ubicada la fiesta, apareció una procesión de caballeros montesinos con sus largas capas ceremoniales y portando todos ellos unas antorchas encendidas, cuyas llamas despedían un color extraño, casi irreal, elaborado con misteriosa mixtura química, además de un perfume suave y delicado que llenó el ambiente. Desde las almenas recortadas sobre la negrura de la noche, otros montesinos, también con antorchas, lanzaron gritos y vítores a los nuevos caballeros. Entonces, frey Jaume, pues Anfós reconoció su voz aunque no lo distinguía, fue mencionando por sus nombres y linajes a cada uno de ellos y, cuando finalizaba el de cada cual, se le vitoreaba con vehementes exclamaciones…


LOS INICIOS DEL PROTESTANTISMO

Este año mismo, el predicador bohemio Juan Huss ha intentado crear un movimiento de renovación cristiana siguiendo la doctrina de Wycliffe...

¡Cuidado hermano Agustín, que os perdéis...!

¿Me vais a denunciar al Santo Oficio?

¡Dios me libre, hermano amadísimo, de esa falta de caridad! Pero bien sabéis que de lo que siente el corazón habla la boca y...

Ah, pero yo sé muy bien a quién confiar mis inquietudes espirituales...

Lo sé hermano, lo sé. Sois inteligente; mas los muros de esta casa tienen oídos y ya sabéis que hay divisiones, incluso entre nosotros.


LUCHAS

¿Qué os ocurre, hermano?

¡Un jinete se estaba acercando, divisado por el frater Rogelio desde el campanario y alertando a fray Lorenzo, éste abrió la celdilla del portalón para conocer e informarse de quién se trataba, entonces, ay, Dios Bendito, ha visto cómo el joven, porque lo es, se ha precipitado de la montura al suelo!

¿Lo habéis atendido? Acaso esté enfermo... —dijo el prior con atenta preocupación—.

No está enfermo, hermano, ¡está herido y parece muy grave! —aclaró el monje—.

Fray Bonifacio se levantó rápido y muy serio, llevando tras de sí al mensajero y a Josep, que también se preocupó por el asunto. Estaban las cosas cada vez peor en Valencia —pensó el prior—, y había multitud de reyertas entre los bandos rivales.


¿QUIÉN SERÁ EL REY?

Al poco tiempo, no más de un mes de haber recibido la gran noticia de la victoria, llegó la luctuosa nueva de la muerte del heredero, que tuvieron que comunicarla al rey Martín el Humano, con gran pesar y conmiseración, los consellers de Barcelona en pleno, en compañía del dominico Vicente Ferrer: El hijo amado, la esperanza de la corona, había fallecido en el castillo de Caller, en Cerdeña, el día veinticinco del mismo mes de la batalla.


LOS CANDIDATOS

¡Es cierto! —apostilló el esposo de ésta—. Me han informado que ya son seis los importantes príncipes que reclaman sus derechos.

¿¡Seeeis!? —exclamaron en coro acercando sus asientos

al informador—.

Sí, seis —reafirmó el anterior—. Y que no se añadan más...

Pues, según mis informadores —siguió En Soler, y al decirlo se puso ampuloso y sofocado al igual que su esposa—, se trata del conde de Urgel, don Jaime...

¡¡Eso es claro, notorio y de todos sabido!! —proclamó todo el grupo—.

Esperad, un momento, no he terminado, faltan cinco. También lo pretende el duque de Gandía, don Alfonso; el duque de Calabria, don Luis; el conde de Prades, don Juan (cuya hija pretenden casar con el rey para lograr descendencia) y el niño Fadrique, hijo ilegítimo de don Martín el Joven; Dios guarde su alma.

¡¡Un bastardo como rey!! ¡Eso sería la desgracia y el deshonor! —exclamaron con indignación las tres damas—.

Eso piensan muchos nobles, consellers y clérigos de la alta curia —ratificó el enterado exponente—.

Pero, decidme, me habéis enumerado cinco querido amigo. ¿Cuál es el sexto? —le dijo intrigado En Ferran—, porque, yo tengo entendido, si me han informado bien, que es uno que no quiero ni pensar en esa posibilidad; pues entonces sí que tendría yo razón en mis vaticinios nefandos.

Don Fernando de Trastámara, el de Antequera —manifestó En Soler secamente con el semblante serio en tanto miraba a todos, uno por uno, esperando las exclamaciones desaforadas ante su declaración—.

¡¡¡Un castellano!!! ¡¡Jamás!!... ¡Antes a las armas!

amenazó el resto del grupo, confirmando sus previsiones.

Y acertó en su espera…


Incluso la soberbia doña Margarita, dama de gran carácter y rancio abolengo, madre de don Jaime de Urgel, favorito pretendiente en muchos lugares de la Corona, al ver las dilaciones y evasivas con las que el monarca evitaba pronunciarse, tuvo una tarde un enfrentamiento ante don Martín. Se puso delante de él y, con mal disimulada cólera, le espetó:

¡Señor rey, como dijo nuestro antepasado Francesc de Vinatea: “Cada uno de nos somos tanto como vos, pero todos juntos, mucho más que vos”! ¡¡Tenedlo presente...!!


AUSIAS MARCH

y desde ese silencio interior en donde el alma platica con los sueños elevados, leyó el ensayo de poema que le regaló Ausias:

Estimado amigo, como os prometí, os hago llegar este poema cuyo título es natural y directo, sin artificios oníricos:”

A... (aquí podéis añadir el nombre de la amada)”

Lleixant a part l´estil dels tobadors

Qui, per escalf, trespasen veritat,

E sostraent mon voler afectat

Perquè no-m torb, diré-l que trot en vós.

Tot mon parlar als qui no us hauran vista

Res no valdrà, cal fe no donaran,

E los veents que dins vós no veuran,

En creure a mi, llur arma serà trista”.

Amigo, como os dije se ha desvirtuado el estilo trovadoresco y hoy está convertido en una adulación estética, no ética. ¡Qué lejos de Trencavel i Marcabrú! Por ello, yo expongo, a la hipotética amada, que quiero loar sus virtudes, más aún que su belleza...” —escribía el jovencito Ausias en una sensata y profunda explicación; y seguía…


Así, con charla afable y didáctica, llegaron a la mansión de los March, que se hallaba enclavada próxima a la calle Mayor. Su visita era esperada y, en cuanto descabalgó y se llevaba Ramonet su corcel a las caballerizas, apareció el amigo Ausias, tan gentil y cortés como siempre.

¡Cuánto me alegra veros de nuevo amigo Anfós, sed bienvenido a esta casa y disponed de ella como la vuestra! —el cordial Ausias era todo amabilidad y simpatía, que le nacía de un modo natural, sin afectación…


EL PADRE JOFRÉ

Entre ellos destacaba el comendador de la Orden, un hermano de gran identificación con el dolor ajeno al que todos conocen como el pare Jofré. Es un monje muy querido y popular, pues el pueblo suele ser agradecido con quienes se acuerdan de sus necesidades, y les pagan con lo único que poseen: el afecto sincero y la popularidad. Es un día grande en satisfacción vocacional para la Orden. Se va a inaugurar el hospital de Nuestra Señora Santa María de los Inocentes60. Fray Bonifacio acude a la inauguración acompañado por Josep. Será un acto sencillo pero emotivo y ejemplar.


VIAJES INICIÁTICOS. RECORRIENDO LOS REINOS.

Llegados a Xixona se detuvieron un poco y tomaron fuerzas en una venta antes de emprender la subida del puerto de montaña de la Carrasqueta. El ventero les obsequió con un dulce de la tierra hecho con almendras y miel, muy energético, que a frey Teodoro le recordó el halvá musulmán…


La estancia en Alcoi fue reconfortante físicamente y gratificante para el espíritu. Enclavada en medio de varios barrancos, en donde uno de ellos era entrada a la población por medio de un puente, divisaron a las afueras la antigua fortaleza musulmana, El Castellar, ya en ruinas, vestigio de antiguas derrotas de Al-Azraq, señor de la Vall d’Alcalá, ante el rey Jaime el Conquistador. La ciudad actual se expandía en tornoal castillo de Bendepord…


Apurando las leguas, y evitando más paradas, decidieron atravesar los parajes agrestes hasta Moixent, pasando por Ontinyent y ya buscando el Norte llegar a Montesa…


INTERESES OCULTOS

…“Ay, señor rey, qué juegos tan perversos. ¿Por qué aceptó la petición del conde si no era de su predilección? ¿Por alejarlo de su lado y que no le importunara? Lo dudo. Podía haber elegido otro destino, sin comprometer su palabra y dejar que se enzarzaran en enfrentamientos enconados. Si pretendía ganar tiempo, debía haber convocado a hombres sabios y justos, que los había, para llegar a una solución pactada. Pero nunca el engaño y falsa esperanza para quien tenía todas las simpatías de la mayoría de los reinos…


El aspecto físico y emocional del monarca me dejó muy abatido y desesperanzado. No tiene ganas de vivir y si algo le anima es la proximidad de su nieto Fadrique, al que pretende legitimar, y para ello cuenta con la voluntad del papa Benedicto, al que ya sabéis que me une una sincera amistad. Pues bien, por todo lo que pude desentrañar en las conversaciones habidas con ambos, monarca y pontífice, hay una carta, o recado, o mensaje; en fin, alguna nota llegada hasta el gobernador de Zaragoza, para que interfiriera en los planes del conde de Urgel…


LUCHAS INTESTINAS

En tanto, abajo, en la sala principal, el encuentro entre ciertos personajes importantes de la ciudad adquiría otro tipo de celebración.

¡Os puedo asegurar que ése ha sido el verdadero contenido del acta!

Pero ¿cómo vamos a creernos que se le preguntase al rey semejante absurdo? “Señor, ¿queréis que la sucesión de vuestros reinos, después que os muráis, vaya a manos de aquél que por justicia corresponde?” Y que respondió “hoc ”. No es lógico ni por tanto plausible... —increpaba un asistente del grupo—.

¿Por qué no, señor? ¿Acaso no os creéis la versión que cuenta la legación de las Cortes catalanas? —le contestó airado su oponente—.

Lo que no me creo es que el astuto e inteligente Ferrer Gualbes le hiciera semejante indeterminismo cuando lo normal habría sido decir el nombre del pretendiente —contestó el primero—.

¿Cuál de todos? —pregunto un tercero—.

Jaime de Urgel, por supuesto —volvió a contestar—.

Eso hubiese sido muy comprometido...

¿Comprometido para un catalán decir el nombre de su candidato? ¡Por favor, señores...! Mirad ahora a qué nos lleva tanta precaución…


Era lamentable que en un reino que había sabido encontrar la cooperación de diferentes estamentos ciudadanos como los nobles, eclesiásticos, gremios y parroquias para la elección de cargos oficiales, se encontraran ahora arrastrados, todos ellos, por intereses indignos que les llevaba a olvidar lo conseguido secularmente desde su Reconquista cristiana…


SIMBOLISMOS Y TRADICIONES.

Anfós insistió e hizo hincapié en que no faltara entre su armamento el hacha doble, pues quería hacer de ella su divisa. La explicación simbólica que de ella le hiciera en su día su maestro Jaume le conquistó sobremanera, pues él era partidario de la lucha interna junto a la externa como tantas veces pudo recabar de sus lecturas caballerescas. En ellas se hablaba de los dos filos que utilizara el clásico héroe del Laberinto, en otra de las diferentes versiones que existían, como trabajo hacia fuera, para labrar sus intrincados pasadizos de piedra... y hacia dentro de uno mismo, en donde también se ha de labrar la piedra de nuestro egoísmo y animalidad. Porque, eso lo comprendió él en su momento, la lucha del mundo está fuera, contra los enemigos, y dentro, contra los vicios, que son adversarios más peligrosos.


LUCHA INTERIOR.

Estaba enardecido por sus propios pensamientos e indignado por las circunstancias. El dolor le hacía desear ponerse en acción, emprender sueños de conquista. Cambios, saltos, mudanzas, reformas, mudas, renovaciones, revoluciones... Cualquier hecho o gesta o proeza que cambiase todo lo que necesitaba restauración.

¡¡¡Oh Dios, ayúdame...!!! —gritó con todas sus fuerzas—.


SAN VICENTE FERRER. EL MAESTRO, LA CLAVE.

En uno de éstos, conoció al famosísimo y respetado fray Vicent Ferrer, que asombraba con su sabiduría teológica y la retórica inflamada que conmovía a todos los oyentes, así como su dialéctica inteligente, que sabía desmenuzar en un sinfín de disquisiciones cualquier teoría que le propusiese el auditorio. Porque con él no había tertulia. Había expectación de un público magnetizado por su mirada, verbo y gestos sugestivos. Con razón le adjudicaban poderes taumatúrgicos.


TENSIÓN

¿Así que vos sois el atrevido soldado que pretendisteis llevar a cabo el sacrilegio de atentar contra Nos?

Silencio profundo. Ante la pregunta retórica no cabía más que callar.

Bien, bien... Os he recibido para conocer vuestra cara. Nos somos fisonomistas y acertamos siempre en las percepciones y análisis. Además, nunca olvido un rostro —esto lo expresó con cierto sibilino tono que casi rozaba la amenaza. Al visitante no se le escapó que había suspendido, por un momento, la forma mayestática de dirigirse a él—. Si vais a ser agente defensor de los intereses de esta santa causa, deseábamos cerciorarnos de que no fallaréis.

Más silencio, espeso, denso, mientras el dignatario le estudia paseando su mirada por toda la figura del visitante. Después de esos largos minutos, vuelve su vista hacia el horizonte marino


BATALLA.

Desde Valencia salió el numeroso ejército organizado y comandado por el gobernador Bellera y encabezado por la Real Señera y el justicia criminal. Llegados a El Puig el 26 de febrero, los adversarios se le habían adelantado tomando posiciones fuertes en Murviedro, cuyas autoridades les habían dado paso franco dentro de sus murallas; en tanto, los de Bellera comprobaron que no acudían en su refuerzo los urgelistas bajados del Norte. Pero eso no impidió que Arnau Guillem de Bellera, con una prepotente e insensata confianza en sus fuerzas, se empecinara en presentar batalla sin salvaguardar su retirada. De nada valieron los ruegos y peticiones del papa para que depusiera su actitud belicista. El enviado Vidal de Blanes tuvo que regresar a Peñíscola con la negativa ante su mensaje…


Anfós participa de los prolegómenos de la lucha. Los nobles caballeros, vasallos y ricos hombres de la burguesía, así como caballeros montesinos, se unen al ritual previo para “despertar las armas”; tradición antigua heredada de las gestas gloriosas de los almogávares, en la cual, los soldados, con su espada en mano, la golpean estrepitosamente sobre sus escudos al grito unánime de: “¡¡¡Desperta ferro!!!”, que es contestada por la facción del ejército contrario con idéntico clamor. Un rugido sobrecogedor, multiplicado por millares de gargantas varoniles y broncas, se oye desde larga distancia:

¡¡¡ Matem, matem, matem, matem, matem !!! —escupiendo su mensaje lúgubre—…


PACTOS…

Lo redactado en la Concordia de Alcañiz del 15 de febrero de 1412 decía:

Primero. Se elegirán nueve representantes, tres por Aragón, tres por Cataluña y tres por Valencia. Que fueren personas de buena fama y tenaces hasta el final para terminar la misión encomendada. Que ello será en el castillo de Caspe, de la Orden de San Juan”.


Tercero. Que lo que ellos declarasen se tuviese por cierto, firme y valedero”.

Cuarto. Que el acuerdo debía ser entre el 29 de marzo y el 29 de abril y no se pudiese prorrogar más allá del 29 de julio de aquel año del Señor de 1412”…


Una vez redactada el Acta de Concordia se enviaron comunicaciones a todos los pretendientes que eran: En Jaume d´Aragó, conde de Urgel, D. Luis, duque de Calabria, D. Fernando de Castilla, D. Alfonso, duque de Gandía, D. Fadrique, conde de Luna y la reina D.ª Violante e infanta D.ª Isabel…


Y LA DECISIÓN.

Se decía que el ínclito Vicente Ferrer fue el primero en emitir su voto, tal era el reconocimiento que se le dispensaba, dando ejemplo a otros que le siguieron, ratificando lo expuesto por él. Éstos fueron: el obispo de Huesca, Bonifacio Ferrer, Bernardo de Gualbes, Francisco de Aranda y Berenguer de Bardaxí. Todos ellos con estas palabras: “In omnibus et per omnia adhaero voto et intentioni praedicti domini magistri Vicentii” (En todo y para todo me adhiero al voto e intención del maestro Vicente).


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