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EL PAPA DEL MAR
Vicente Blasco Ibáñez


Extractos

¿POR QUÉ HUBO PAPAS EN AVIÑÓN?

Muchas veces, al pasar por aquí, se me ha ocurrido la misma pregunta: «¿Por qué hubo Papas en Aviñón?...» Va usted á burlarse de mi ignorancia y de que no haya hecho el menor esfuerzo por esclarecerla.

El mundo no era entonces como ahora —siguió diciendo—; no existía Francia en su forma actual; tampoco existía España; y en cuanto á Italia, no era mas que un conglomerado de pequeños Estados en incesante ebullición. Príncipes y barones feudales vivían de las rapiñas de una continua guerra. El Papa, señor de grandes territorios en torno á Roma, se veía despojado de ellos por las familias nobles y belicosas del país.

Mientras el Santo Padre era venerado por el resto de la cristiandad, los romanos sólo veían en él á un señor como los otros, obedeciéndole si era poderoso, menospreciándolo cuando un pequeño soberano lograba vencerle. Familiarizados con los Papas por haberlos visto simples hombres antes de su elevación, no parecían temer gran cosa los rayos de sus excomuniones.

La ciudad de Roma era uno de los lugares más inseguros de la tierra. En sus calles se batían casi á diario las bandas de los Orsini y los Colonna, familias rivales, en eterna

disputa por la posesión de la antigua urbe, majestuosa como un cementerio, casi despoblada, con más ruinas que edificios enteros. A veces los dos grupos rivales pactaban momentáneo acuerdo para imponer duras humillaciones á un tercer contendiente, que era el Papa.

… Bonifacio VIII, se veía insultado y hasta abofeteado en su propio castillo de Anagni á causa del abandono en que lo dejaron sus compatriotas. Defendiendo los derechos de la Iglesia, emprendía una guerra tenaz contra Felipe el Hermoso, rey de Francia…

… Murió el Papa de cólera y vergüenza; su carácter enérgico no pudo sobrellevar tal humillación. Hubo que nombrarle sucesor en medio de la anarquía italiana, y los cardenales designaron á Beltrán de Got, prelado francés, arzobispo de Burdeos, el primero de los Papas de Aviñón.


SOBRE PETRARCA… Y UN LIBRO DE VIAJES.

Hijo de uno de estos proscritos fué Petrarca, cuyo recuerdo va usted á encontrar por todas partes: en el palacio, en las calles de Aviñón, en la célebre fontana de Vaucluse.

¿Usted no conoce Vaucluse?... Debe hacer este pequeño viaje. La fuente del poeta es tan célebre como el Papado aviñonés.


se lanzó á describir las bellezas de «su» palacio, «el monumento más hermoso de la tierra». (De las maravillosas descripciones del Palacio Papal de Aviñón).


SOBRE LA VIDA ECLESIAL DE ENTONCES:

La vida eclesiástica de entonces era muy diferente á la que ahora conocemos. Los más de los cardenales no pasaban de ser simples diáconos, librándose con ello de las obligaciones del sacerdocio: decir misa, leer diariamente su breviario, etc…/… Muchos Pontífices se ordenaban de sacerdotes al día siguiente de su proclamación y cantaban misa por primera vez.


ESPAÑOLES ILUSTRES:

El español Carrillo de Albornoz, que en su juventud había sido hombre de guerra. Como arzobispo de Toledo siguió al monarca de Castilla contra los moros, batiéndose cuerpo á cuerpo en la batalla del Salado, donde salvó personalmente la vida de su rey…/… El ingrato Pontífice llegó un día á insinuar dudas sobre la probidad con que Albornoz había manejado los dineros de la guerra, y le pidió cuentas. El cardenal de Toledo envió á Aviñón como respuesta una carreta tirada por bueyes, llena de cerrojos, candados y cadenas de las ciudades conquistadas. «Estas son mis cuentas, Padre Santo.»


ROMA RECLAMA AL PAPA:

El pueblo de Roma, arrepentido de sus revueltas que repelieron á los Papas é indignado al ver cómo el dinero de los fieles lo disfrutaba otra ciudad, extremó sus peticiones para que la Santa Sede abandonase las orillas del Ródano, volviendo á las del Tíber…

Dicha propaganda encontró el más elocuente é infatigable de sus apóstoles dentro de la misma corte pontificia. Era Petrarca…


Por culpa de las Grandes Compañías se sentían los Papas tan inseguros junto al Ródano como Italia. Del otro lado de los Alpes seguían llegando reclamaciones y consejos de los que deseaban la traslación de la Santa Sede á Roma…


En 1376, Gregorio XI se decide irrevocablemente á volver á Roma, y nadie pudo retardar dicho viaje. En vano su padre se tendió á través de la puerta de la cámara papal para impedir que partiese. El Pontífice, marchando como un hipnotizado, pasó sobre él…

Los bannerets decían á gritos que estaban decididos á no aceptar un Papa que no fuese romano, ó á lo menos italiano…

Alarmado el Pontífice, quiso volverse á Aviñón, como lo había hecho su predecesor, y ordenó secretamente los preparativos del viaje…/…pero la muerte le sorprendió antes de que pudiera marcharse de Roma…

Pronto se vió que los temores del difunto eran ciertos. Los romanos detenían á los cardenales á la salida de las iglesias para gritarles con tono amenazante: «Nombrad un Papa romano, ó á lo menos italiano, pues nuestra ciudad está viuda desde hace sesenta y ocho años.»…

Cuando, pasada la novena reglamentaria, se abrió el cónclave el 7 de Abril de 1378, la ciudad estaba en plena revuelta. En las inmediaciones del palacio papal se aglomeraba una enorme muchedumbre, todo el populacho romano y servidores de personajes feudales que atizaban la insurrección, obedeciendo á sus señores.

Los cardenales, al dirigirse al cónclave, tenían que pasar entre sus amenazas. «Si no nos dais un Papa romano ó italiano moriréis todos», clamaban millares de voces.

Apenas los conclavistas empezaron sus deliberaciones, una diputación de los bannerets vino á decirles: «Elegid cuanto antes un Papa italiano, ó si no, el pueblo hará vuestras cabezas más rojas que vuestros capelos.»…

Los más se asustaron al oir que la muchedumbre romana rompía las puertas, profiriendo amenazas de muerte. Once cardenales eran franceses, cuatro italianos y uno español, Pedro de Luna…

Creyeron salir del paso con una fingida entronización para engañar momentáneamente al pueblo y reunirse en otra parte. Para ello echaron la capa pontificia sobre los hombros de uno de los cuatro conclavistas italianos, …

los cardenales, deseosos de no recomenzar otra por miedo al populacho, se habrían resignado á obedecer al Papa de origen dudoso. Pero Urbano VI, un napolitano que hasta entonces había sido hombre razonable, perturbado por su inesperada elevación, empezó á proceder como un loco violento…

Cinco meses después de dicha elección, los mismos conclavistas que habían nombrado á Urbano VI, no pudiendo sufrir más tiempo sus tiranías, extravagancias é insultos, abandonaron Roma para reunirse en el castillo de Fundi el 20 de Septiembre, declarando nula la elección del Prignano y votando en su lugar al cardenal Roberto de Ginebra, un francés, que tomó el nombre de Clemente VII. Así empezó el Gran Cisma de Occidente…

Al morir Clemente VII, sus cardenales hicieron lo mismo que los de Roma, apresurándose á nombrar nuevo Papa…

Los conclavistas aviñoneses no dudaron un momento en designar á su elegido, fijándose todos en el llamado cardenal de Aragón, español famoso por su entereza de carácter, sus estudios canónicos, su dialéctica infatigable, sus costumbres austeras. En una época que era espectáculo corriente ver á los príncipes eclesiásticos llevando la misma vida licenciosa de los señores laicos, el cardenal de Aragón no dió nunca el más leve motivo de escándalo por sus costumbres privadas. Se mantuvo dentro de las reglas virtuosas que la Iglesia impone á sus hombres, y eso que él era simple cardenal diácono para dedicarse con más libertad á los negocios de la política papal, y sólo se ordenó de sacerdote al día siguiente de su elevación al Pontificado…

Veintiún cardenales, casi todos ellos anteriores al nacimiento del cisma, nombrados por un Papa único é indiscutible, tomaron parte en dicha elección. Veinte designaron unánimemente á Pedro de Luna, que tenía entonces sesenta y seis años. Sólo hubo un voto en contra, indudablemente el del propio elegido, que no quiso votarse á sí mismo y se resistió hasta el último momento á aceptar el Pontificado. El nuevo Papa tomó el nombre de Benedicto XIII. Era el primer español que iba á preocupar al mundo, desde

los tiempos de la antigua Roma, aleccionada por el español Séneca y gobernada por el español Trajano.


El vulgo —siguió diciendo Borja— ha tomado la costumbre de llamar antipapas á los dos últimos Pontífices que residieron en Aviñón, pero la Iglesia no ha decidido nada formalmente sobre esto…


La longevidad de Benedicto desafiaba la vida de sus contrincantes. Ya llevaba muertos ó gastados cuatro adversarios: Bonifacio IX, Inocencio VII, Gregorio XII y Alejandro V. El nuevo Papa, Juan XXIII, más joven que él, iba á caer igualmente antes de que Luna cediese su tiara…


REIVINDICANDO AL PAPA LUNA:

Estos son los Pontífices aviñonenses, señoras y señores. Siete de ellos gobernaron la Iglesia universal sin discusión alguna. El octavo y el noveno sólo se vieron obedecidos por una parte de la cristiandad, y aunque se ha discutido mucho sobre ellos, fueron tan Papas como los otros…


ASEDIOS AL PAPA ESPAÑOL:

Boucicaut entró en la ciudad, titulándose desde entonces «capitán de Aviñón». No le quedaba á Luna otro refugio que su palacio, y en él se encerró con los cinco cardenales que le seguían fieles: uno italiano y cuatro españoles…


Los árabes de España establecieron las primeras fábricas de papel en Europa y emplearon el cañón en los asedios de las ciudades uno ó dos siglos antes de que se les ocurriera á los cristianos, jinetes vestidos de hierro, adoptar dicha arma. Un plazo casi igual transcurrió entre la aparición de la bombarda y el uso de las armas de fuego portátiles. En los siglos XIV y XV sólo se empleaba el cañón, pesado y de manejo difícil, en los sitios de las fortalezas, mientras los hombres conocían únicamente como arma portátil de tiro la ballesta y el arco... Fue aquí donde hizo una de sus primeras apariciones el cañón, para combatir al tenaz don Pedro de Luna…

Eran unos trescientos hombres lo que se encerraron en este palacio dispuestos á morir. He leído una lista de ellos, escrita por un contemporáneo, en la que se mencionan

sus calidades de prelados, clérigos ó simples combatientes. La mayoría fueron aragoneses, catalanes, valencianos, castellanos y navarros. Figuran también en la lista siete franceses, seis ingleses y cinco alemanes…

Durante la noche, los mercenarios soeces de Boucicaut, como permanecían á corta distancia del palacio, gritaban entre blasfemias: «Llevaremos á vuestro Pedro de la Luna preso á París, con una cadena en el pescuezo.» El enérgico aragonés, sin temor á los flechazos, se asomaba entre dos almenas, llevando en una mano un cirio encendido, en la otra una campanilla de plata, y solemnemente maldecía á Boucicaut y sus mercenarios, lanzando sobre todos ellos la excomunión…

Excavaron minas á partir de las iglesias y palacios próximos, y los sitiados fueron á su encuentro valiéndose de contraminas, para continuar los combates Subterráneamente…

Un abogado llamado Cario preparó un movimiento popular á favor del Papa sitiado. Su conspiración fué descubierta, y los cardenales franceses lo condenaron á ser decapitado y descuartizado, colocando sus brazos y sus piernas en distintas puertas de Aviñón y en una de las plazas su cabeza y sus entrañas metidas en un cesto…

Los cabildos de Valencia y Barcelona se agitaron belicosamente para auxiliar á un Papa que años antes había ejercido cargos en sus catedrales…

Cuatro años y medio duró el bloqueo. La tenacidad de Luna acababa por fatigar y desconcertar á sus enemigos. Los más rebeldes de sus cardenales habían muerto durante el asedio, mientras sus partidarios aumentaban en la ciudad y en todo el condado Venaissino. La Corte francesa parecía avergonzada de haber preparado ó tolerado este ataque sin éxito.

En las siete naciones que vivían bajo la obediencia del Papa de Aviñón era grande el escándalo…


SAN VICENTE FERRER

Después de Luna, el hombre más notable del concilio fué Maestro Vicente, predicador internacional, admirado por las multitudes, oído con verdadero respeto en las asambleas religiosas y políticas…

Se dedicaba el Maestro preferentemente á la conversión de los judíos, pero nunca llegó su afán de proselitismo más allá de los límites de una dulce y pacífica persuasión. Era

enemigo de violencias, y al ver cómo el populacho cristiano asaltaba los barrios de los hebreos, llamados «juderías», para robar y asesinar á sus habitantes, protestaba de tales crímenes, indignos de la causa de Dios…

De carácter dulce y costumbres pacíficas, Maestro Vicente se sintió atraído y subyugado por este gran señor de energía indomable. Cuando Luna fué Papa lo llamó á Aviñón, haciendo de él su confesor. Al ver á Benedicto XIII dispuesto á defenderse en su palacio por medio de las armas, le pidió permiso para retirarse. Él no podía aceptar la guerra, ni aun para sostener lo que consideraba legítimo…


EL PAPA LUNA EN BARCELONA

Otro infortunio aún mayor cayó sobre el anciano Pontífice, que había establecido su corte en Barcelona. La peste causaba grandes estragos en la mencionada ciudad, pero él no quiso huir ante su amenaza, como lo había hecho en Marsella y Génova. Hubiérase dicho que la desafiaba, cansado de luchar y de vivir. La epidemia respetó á este viejo pequeño y enjuto, que parecía sostenerse por un esfuerzo de su poderosa voluntad, mientras se iba ensañando en los personajes de su corte y acababa por matar á su más poderoso sostén, el rey don Martín…


EL COMPROMISO DE CASPE Y EL PAPA LUNA: Muere el rey de la corona de Aragón sin heredero:

Los tres antiguos reinos que formaban la corona de Aragón parecían dispuestos á una guerra civil. Se peleaban al encontrarse los partidarios de uno y otro candidato. El arzobispo de Zaragoza era asesinado en un camino. Benedicto, valiéndose del Maestro Vicente, de su hermano Bonifacio y otros, trabajaba por una avenencia general, pensando que el reino de Aragón era el más firme apoyo de su Pontificado. Al fin convenían todos en dar al conflicto una solución democrática, hecho aislado y prematuro en la historia de aquellos tiempos. El nuevo rey iba á ser elegido por nueve diputados que votaría el pueblo, tres por cada uno de los reinos de Aragón, Cataluña y Valencia…

Durante muchos días la atención de España y otros reinos de la cristiandad estuvo fija en Caspe. Era la primera vez que delegados del pueblo iban á elegir un rey libremente, siendo todos ellos hombres de origen modesto, religiosos ó legistas…

…—Muchos catalanes —continuó Borja— no han perdonado aún á San Vicente Ferrer que abusase de su prestigio, imponiendo á un castellano en la elección de Caspe…

Maestro Vicente fué un precursor de la patria única, el primero que intentó crear la España tal como existe ahora…


EN MORELLA (Castellón): EL PAPA LUNA Y FERNANDO DE TRASTÁMARA

Tributó el rey don Fernando al anciano Papa los mayores honores durante sus entrevistas en Morella. Él, un hijo suyo y los principales magnates de su corte le sirvieron mientras comía, como si fuesen sus domésticos. El rey sostuvo su halda lo mismo que un paje, y al ver que Benedicto usaba vajilla de estaño, como penitencia por los males que el cisma hacía sufrir á la Iglesia, le regaló la suya, toda de oro…


SEGISMUNDO DE HUNGRÍA CREYÓ CONVENCER EN PERPIÑÁN AL PAPA LUNA.

Fué Segismundo, en la misma tarde, á ver al rey de Aragón en su alojamiento, manifestando sus esperanzas de convencer á Benedicto después de tan cordial entrevista.


Fué en Perpiñán donde dió la muestra más sobrehumana de su tenacidad, de la fe en sí mismo, que parecían desafiar todas las leyes del tiempo. Habló en latín durante siete horas ante el emperador, los príncipes, los embajadores y todas las delegaciones enviadas por las universidades más célebres de Europa.


Y después de relatar los numerosos incidentes de esta lucha eclesiástica que duraba un tercio de siglo, llegó á la parte más interesante de su defensa, expresándola con una fuerza y una lógica invencibles, puestos sus ojos en los enemigos que le escuchaban.

Vosotros decís que soy un Papa dudoso. No hablemos de ello; lo acepto. Pero antes de ser Papa yo era cardenal, y cardenal indiscutible de la Santa Iglesia de Dios, pues me dieron la investidura antes del cisma.

»Soy el único de los cardenales anteriores al cisma que aún vive. Si, como decís vosotros, todos los Papas elegidos después del cisma son dudosos, todos los cardenales que ellos han nombrado son dudosos igualmente. Y como los cardenales son los que nombran los Papas, yo solo, cardenal auténtico, soy el único que puede designar un Papa auténtico.

»Yo soy también el único que puede conocer verdaderamente las cuestiones de legitimidad en este cisma, el único que estuvo presente en el cónclave que dió origen á él. La solución

para los males presentes de la Iglesia soy yo solo el que puede legítimamente aplicarla; la dignidad de la Iglesia y mi propia dignidad así lo exigen.

»Suponiendo que no sea yo el único Papa legítimo, soy el único cardenal legítimo, y puedo nombrarme por segunda vez á mí mismo. Y si no queréis que el Papa sea yo, no por eso conseguiréis evitar que yo sea el único que puede nombrar otro Papa, y ningún Papa legítimo será designado sin mi aquiescencia, ya que soy indiscutiblemente el único cardenal legítimo.

Los enemigos bajaban la cabeza, impresionados por su argumentación incontestable. Sus amigos lo miraban con entusiasmo, sintiéndose reconfortados…


SAN VICENTE FERRER CERRÓ EL CISMA DE OCCIDENTE.

Cuando el enérgico Pontífice se consideraba próximo otra vez á una victoria definitiva recibió el golpe mortal de su amigo más íntimo y constante, del Maestro Vicente, y éste realizó tal acción de buena fe, obedeciendo á su alma aterrada por el fracaso de las negociaciones y la cólera del emperador…

La voz del predicador resonó como una campana en el profundo silencio, al lanzar el tema de su sermón: «Osamentas desecadas, oid la palabra de Dios.» Y empezó á censurar la conducta tenaz de Benedicto XIII,…

El rey don Fernando amaba á don Pedro de Luna, pero su respeto por Maestro Vicente era muy superior á todos sus afectos antiguos…


EL PAPA LUNA NO CEDÍA… INTENTAN ENVENENARLO.

Comió el viejo solitario sus dulces, como siempre, sintiendo al poco rato los síntomas del envenenamiento…

La instrucción del proceso no dejó duda alguna sobre la culpabilidad del enviado de Martín V. El camarero Dalava acusó al fraile que le había proporcionado el veneno; éste dijo haberlo recibido del cardenal de Pisa…


EL PAPA LUNA SEGUÍA SU GOBIERNO AUN DESPUÉS DE MUERTO.

Los tres cardenales residentes en Peñíscola mantuvieron en secreto la muerte de don Pedro durante siete meses, fingiendo que el Papa vivía aún, publicando en los días señalados las acostumbradas indulgencias, sirviéndose de su propio sello para expedir documentos pontificios y cartas en su nombre…


BORGIAS: OTRO VALENCIANO UNIFICÓ A LA IGLESIA TRAS EL CISMA DE OCCIDENTE:

Terminadas estas ceremonias de reconciliación, un secretario de Alfonso V, que le había servido de embajador en Roma restableciendo la paz entre su rey y el Papa Martín, era nombrado obispo de Valencia, y el legado de dicho Pontífice le colocaba la mitra en la iglesia del castillo de Peñíscola. Este nuevo prelado, Alfonso de Borja, jurisconsulto, hábil en las negociaciones diplomáticas, iba á ser Papa veinticinco años después, con el nombre de Calixto III.

¿Así empezó la familia Borja (Borgia) su carrera? —preguntó Rosaura.

Así empezó.


VIAJANDO Y COMIENDO POR LAS CIUDADES DE LA HISTORIA DEL PAPA LUNA

Una bullabesa en Marsella: …Nunca se hubiera atrevido á sentarse sola en tales lugares. Al lado de Borja mostraba una curiosidad insaciable de verlo todo, de comerlo todo. La noche anterior había devorado un sinnúmero de moluscos del Mediterráneo cuya existencia ignoraba, y una boullabaise distinta á la conocida en los restoranes elegantes: un plato para marinos, que la obligó á beber frecuentemente vino de Cassis. Ahora mostraba cierta impaciencia estomacal por verse otra vez ante la misma mesa de mantel blanco y áspero, sintiendo en su olfato el perfume de la langosta, de la escorpena, de otros peces que, revueltos con moluscos, entraban en la confección del gran plato mediterráneo.

Langostinos en Peñíscola (y Vinaroz): …Admiró la dama esta rústica instalación, y su entusiasmo fué en aumento al volver el marinero con una gran fuente ocupada toda ella por una pirámide de langostinos asados. Nunca los había visto tan enormes, ni pudo sospechar que dicho marisco poseyera tal perfume. Surgía de ellos un olor semejante al de las violetas. Dió el guisandero explicaciones en valenciano, rogando á Borja que las tradujese á la señora. Hablaba con desprecio de los miserables cocineros de tierra firme, dignos de toda clase de tormentos, que hierven la langosta y los langostinos, dando á su preciosa carne un sabor de ropa mojada. Los cocineros del mar saben que estos animales preciosos sólo deben servirse asados ó fritos. Su olor y su sabor se concentran con la acción directa del fuego. Estos langostinos de caparazón delgadísimo podían comerse

enteros á pesar de su tamaño extraordinario. Sus patas y envolturas crujían fácilmente bajo los dientes, confundiéndose con la carne firme y sabrosa oliendo á flor. Como Rosaura había pasado la mitad del día sin otro alimento que el café tomado en Tarragona, empezó á comer ávidamente. Se acordaba del almuerzo en la fontana de Vaucluse y del otro, no menos agradable, en el Puerto Viejo.

Este es mejor, Borja. Su bouillabaisse de Marsella no puede compararse con el plato que acaban de traernos. Sabe usted obsequiar magníficamente á sus amigos; lo reconozco…

Luego señaló un lugar de la costa donde se esbozaban las blancuras del caserío de Vinaroz…


Vino de Benicarló: …Explicó Borja la procedencia del vino de color granate obscuro colocado sobre la mesa. Llevaba el nombre de la vecina ciudad de Benicarló. En los últimos tiempos de la navegación á vela, bergantines y fragatas lo cargaban para mérica, vendiéndolo especialmente en Buenos Aires. Era el vino llamado en la Argentina «Carlón», del que había oído hablar Rosaura á sus abuelos; el único que gustaba á los viejos criollos, haciéndoles dar este nombre desfigurado de Benicarló á todos los vinos tintos llegados al país…


SOBRE PEÑÍSCOLA Y CASTELLÓN:

…—Usted debería venir allá conmigo; usted no conoce esa parte de España: es el jardín de las Hespérides. ¡Y tan interesante el castillo donde murió Luna á los noventa y cuatro años, haciendo frente á sus adversarios hasta el último momento!... En el Mediterráneo no hay nada que se le parezca. Únicamente la abadía de Mont-Saint-Michel, en el Atlántico, puede compararse con Peñíscola…


Le gustaba salir de su recinto amurallado, pasar la lengua arenosa que la une á la costa, y desde allí abarcar en una ojeada los anillos superpuestos de sus baluartes, el caserío apretado y en escalones, de una blancura luminosa, y sobre la cúspide su robusto castillo de torres desmochadas.


Este promontorio se convertía en una isla cuando el Mediterráneo empezaba á encresparse, cubriendo con el avance de sus murallas lívidas y cóncavas, empenachadas de

espuma, la faja de arena que lo une con la tierra firme. En tiempo de bonanza toda la flota pescadora de Peñíscola, barcos embreados y de gruesas bordas, se ponía en seco, formando doble fila sobre dicho istmo…


El maestre de Montesa, señor de toda la costa y las tierras interiores llamadas actualmente «el Maestrazgo», cedía á Benedicto XIII Peñíscola y su castillo. Al Papa del mar le placía hacer largos descansos en esta fortaleza semejante á un navío de piedra, cuando iba de Valencia á Barcelona ó descendía desde Zaragoza á las riberas del Mediterráneo.


Borja, al dar la vuelta al peñón en una barca, había apreciado sus maravillas marítimas. Una espléndida flora se dejaba entrever, con temblores verdes, rojos y nacarados, en el fondo de las aguas. Grandes rebaños de salmonetes pastaban en estas praderas submarinas, conservando en su interior, hasta después de haber sido despojados de sus entrañas, el saborcillo amargo y la pulpa verde de las hierbas devoradas. El langostino, regio ornato del Mediterráneo, pululaba con transparencias de cristal en las cuevas profundas del peñón ó se extendía en bandas por las llanuras herbáceas y en declive que forman el gran parque subacuático en torno á Peñíscola…


Una fuente de agua salada existía dentro de Peñíscola entre las varias de agua dulce, siendo llamada «el Bufador» á causa de sus gigantescos soplidos. El peñón estaba socavado por varias cavernas, siendo todo él á modo de una esponja pétrea…



EL MEJOR BLASCO IBÁÑEZ ANTE LA BELLEZA:

Sus ojos establecieron una comparación entre Estela y la hermosa criolla. Viéndolas sentadas una junto á otra, Borja recordó cierta precaución de los jardineros al cortar las rosas grandes. Siempre dejan cerca de ellas un botón sin abrir, que parece aumentar por la fuerza del contraste la belleza majestuosa de la otra flor. La pobre Estela era el capullo al lado de la rosa soberbia, una esperanza indecisa, todavía sin realidad. Tenía el fresco atractivo de la juventud: ojos vivos, sonrisa dulce, una cabellera de rubio ceniciento, un cuerpo primaveral indeterminado en sus formas, que apenas si se diferenciaban de las de un muchacho esbelto. Podía ser hermosa gracias á una última evolución; podía quedarse estacionada, tal como era actualmente, y al llegar su madurez é iniciarse su decadencia, hacer creer en una belleza esplendorosa que nunca había existido…


BLASCO Y EL MEDITERRÁNEO: Cataluña, Tarragona, Peñíscola…

Evocó á Peñíscola avanzando en el mar como un navío de piedra, y antes, mucho antes de este término de su viaje, las construcciones ciclópeas y romanas de Tarragona, las pinedas rumorosas y los bosques de alcornoques de las montañas catalanas, y al lado de acá de los Pirineos la antigua ciudad española de Perpiñán, con su catedral y sus elegantes fortalezas de ladrillos color de rosa…


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